El pasado domingo murió el Comandante en Jefe de la revolución cubana, Fidel Castro. Por supuesto, fue el acontecimiento del día, de la semana, y posiblemente del mes, así que las redes sociales y otros medios desfasados como la televisión se llenaron de opiniones (porque información, poca) sobre el compañero Fidel, su legado, su historia, y sobre el sistema político de Cuba.
Por supuesto, la versión oficial, la de los medios burgueses es que Cuba es una dictadura y Fidel fue un dictador. Con la carga negativa que eso conlleva, claro.
¿Cuál es la realidad del sistema político cubano, más allá de propagandas interesadas?
Es cierto que los cubanos no votaron a Fidel Castro, igual que no han votado a Raúl Castro, el actual Presidente del Consejo de Estado y de Ministros. Los cubanos a quienes votan es a su representante en la Asamblea Nacional del Poder Popular, organizada en distritos uninominales. Es decir, cada municipio elige a un solo representante, igual que ocurre en países como el Reino Unido. Los electores, por lo tanto, deben decidir entre las diferentes personas que se presentan a diputado por su municipio.
Después son estos representantes los que, reunidos en la Asamblea, eligen entre todos a un Presidente del Consejo de Estado. El último elegido fue Raúl Castro, en 2013. Volverá a someterse a votación en 2018.
El presidente Castro no solo es elegido por la Asamblea, sino que además no tiene poderes legislativos. Estos poderes son exclusivos de la Asamblea. Castro no puede imponer ninguna ley que la Asamblea no acepte.
¿Es esto un sistema dictatorial? Vamos a hacer una pequeña comparación. En este caso, con la democrática España.
Los electores españoles eligen, por cada una de sus circunscripciones, sus representantes. Las circunscripciones no son uninominales, sino que dependiendo de su población eligen más o menos representantes. Estos se agrupan en listas de partidos, por lo cual los electores deben decidirse entre diferentes listas cerradas de personas.
Sin embargo, en estas listas no aparece quién es el candidato a Presidente del Gobierno. Aparece el nombre y el logotipo de un partido político.
El sentido común lleva a pensar que la aparición de este nombre y este logotipo en la papeleta significa que estos representantes elegidos, cuando llegue el momento de votar un Presidente del Gobierno, votarán al de su mismo partido. Pero no siempre ocurre esto. Puede ocurrir, como se ha visto recientemente, que los representantes de un partido político colaboren con otro para hacer presidente a uno de ellos. Sobre esto, los electores no tienen ningún control, porque además no existe ningún mecanismo legal para obligar a los candidatos a cumplir sus promesas electorales.
Con lo cual, no, en Cuba la gente no votó a Raúl Castro exactamente igual que en España nadie votó a Mariano Rajoy (salvo los electores de Madrid, que lo votaron como diputado, pero nunca como Presidente). El Presidente del Gobierno de España, desde el régimen de 1978, nunca ha sido votado por los electores porque nuestro sistema no es presidencialista.
El sistema cubano y el español para elegir presidente son, como vemos, muy, muy similares. Pero «Cuba es una dictadura y España no».
Los analistas burgueses y sus partidarios defienden que Cuba es una dictadura porque no tiene un sistema multipartidista. De hecho, en muchos casos afirman que en Cuba no existen otros partidos políticos más que el Partido Comunista. Esto es rotundamente falso. En Cuba existen diversos partidos políticos, como el Arco Progresista o el Partido Demócrata Cristiano.
Estos partidos, sin embargo, no pueden presentarse como tales a las elecciones, porque como hemos dicho, a las elecciones se presentan los candidatos. De hecho, ningún partido va a las elecciones, tampoco el Partido Comunista. ¿Esto hace dictatorial a Cuba? Es un tema de debate, desde luego.
En el sistema político cubano, los candidatos se presentan con su nombre y apellidos. No se hace campaña partidista; en todos los colegios electorales se cuelgan sus nombres y sus currículos, para que los electores se acerquen y lean sobre ellos. Cualquier persona ciudadana puede presentarse a la candidatura; para eso debe ser elegida como candidata por su asamblea local, donde toda la vecindad tiene voz y voto.
En el sistema político español, los candidatos van bajo el paraguas de un partido político, que muy a menudo ni siquiera publicita sus nombres. En las campañas se ven colores y siglas, pero poco se sabe de las personas que van a representar a la ciudadanía. Para presentarse a candidato, uno debe integrarse en un partido político y ser designado candidato por este partido. De lo contrario, debe organizar su propia lista, pero esto no es suficiente, pues dicha lista debe conseguir un número determinado de avales para que se le permita presentarse. Dado que la campaña es partidista y muy mediática, las listas o los partidos con pocos recursos económicos no tienen posibilidades de hacerse visibles y, por lo tanto, nunca son elegidos.
Como vemos, el sistema electoral de Cuba ofrece muchas más garantías para la igualdad de oportunidades que el de España. El motivo por el que siguen llamando dictadura a Cuba y democracia a España está muy claro, y es de clase. En España las elecciones las controla quien tiene el poder económico: la clase burguesa, sobre todo la gran burguesía. El reciente escándalo en el interior del PSOE y las presiones de grandes empresas a Pedro Sánchez no son más que una pequeña prueba. Un sistema como el cubano imposibilita ese tipo de control sobre las elecciones.
Así que antes de llamar dictadura a Cuba, o de decir que no tienen elecciones libres, infórmate mejor. Probablemente tengan unas elecciones más libres que cualquiera de las elecciones en las que participarás jamás.