viernes, 19 de septiembre de 2014

Política ficción. ¿Unas elecciones sin Catalunya?

Vamos a hacer un poco de política ficción.

Hace unos meses, justo después de las elecciones europeas, mi amigo del blog No sabe, sí contesta se dedicó a calcular cómo quedaría el Congreso de los Diputados si los resultados de las elecciones europeas se repitieran en las generales. Sí, todos sabemos que los resultados no son extrapolables, y todo eso. Pero es divertido hacer cábalas, ¿que no? Los resultados que obtuvo están en este artículo.

Con la consulta catalana y todo el revuelo que se está armando, me dio por pensar... ¿qué ocurriría si Catalunya finalmente declarara la independencia y saliera de nuestro sistema electoral? ¿Cambiaría mucho la situación?

Así que me dediqué a calcular el reparto de escaños con la cantidad de votos que se obtuvieron en las pasadas elecciones europeas, pero retirando a Catalunya del recuento.

Repito que lo hago más por diversión y curiosidad que otra cosa. Obviamente, sé que
  • los resultados de las europeas no son extrapolables a las generales
  • si Catalunya finalmente se independizara seguramente acabaríamos cambiando la Constitución y posiblemente el sistema electoral
  • la situación actual, cuatro meses después de las europeas, ha cambiado bastante, Podemos es mucho más conocido que por entonces, el PSOE ha elegido nuevo líder, el PP amenaza con cambiar el sistema de elección de alcaldes, luego amaga con aparcar la reforma del aborto pero la deja en el aire...
Bueno, voy con los resultados.


Lo primero que llama la atención es el reparto de escaños. A Catalunya con los actuales datos de población le corresponderían 47 escaños. Si, de repente, desaparecieran del cómputo, esos 47 escaños habría que repartirlos entre el resto de las provincias y ciudades autónomas. De ellos, 8 se los llevaría Madrid, Valencia se llevaría 4, Sevilla y Alicante 3, Málaga y Murcia 2.

Esto da como resultado que la circunscripción de Madrid se convierte en un monstruo megalómano con 44 diputados, sin nadie que le haga sombra, dado que la siguiente provincia más poblada es Valencia y elige sólo 19, menos de la mitad.

Quiero destacar que, tal y como se hace actualmente el reparto de escaños, Ceuta y Melilla siempre escogen un solo diputado independientemente de su población. Esto me parece bastante injusto y desequilibrado, puesto que al hacer reparto proporcional les habría tocado uno más a cada una si tuvieran esa posibilidad. Es decir, que si fueran provincias y no ciudades autónomas, Ceuta elegiría 3 diputados y Melilla se quedaría con 2 y muy cerca del tercero. (Esto en los cálculos que he hecho, quizá estando Catalunya en el reparto no les toquen diputados adicionales. No he hecho el cálculo).

Vamos con los resultados.

PartidoReparto sin CatalunyaReparto con Catalunya
PP149138
PSOE112106
IU2624
Podemos2219
UPyD1410
EH-Bildu88
PNV87
Compromís32
CC22
BNG20
C's24
ERC (MÉS?) 115
VOX11
CiU014

El Partido Popular seguiría siendo el más votado, y su diferencia con el PSOE sería aún mayor. La gobernabilidad, sin embargo, no la tendrían asegurada. PP+UPyD+C's+Vox sólo sumarían 166 escaños, les faltarían 10 para alcanzar una mayoría absoluta. Por la izquierda tampoco estarían más fáciles las cosas, salvo que se hiciera una coalición con nacionalistas de toda clase de origen.

Quiero resaltar un par de cuestiones que me parecen interesantes:
  • Con el reparto anterior, BNG se quedaba fuera del Congreso de los Diputados. Sacando a Catalunya de la escena, se lleva los dos escaños adicionales que repartiría Galicia, uno por A Coruña y otro por Pontevedra.
  • El escaño adicional que escoge Gipuzkoa se lo llevaría el PNV, que llega a alcanzar en escaños a EH-Bildu. Por otro lado, Compromís se llevaría uno de los cuatro que añade Valencia, y pasa de dos a tres.
  • Ciudadanos-Ciutadans pierde la mitad de su representación al desaparecer Barcelona del reparto. Los dos únicos diputados que llega a colocar en el hemiciclo son por la provincia de Madrid.
  • UPyD sube en cuatro: uno por Madrid, uno por Valencia, uno por Las Palmas, y hace su aparición en Cádiz.
  • El grupo de IU acusaría bastante la falta de Catalunya por el tirón que tiene IC-V, que con el reparto anterior se llevaba 4 escaños por Barcelona. Se nota en que, aunque todos los partidos estatales se ven favorecidos por este nuevo reparto, IU es de los que menos: sólo sube en dos escaños a 26 (frente a Podemos que sube en tres a 22 o UPyD que sube en cuatro a 14).
  • Lo que más llamativo me parece es el caso de ERC. Se lleva el escaño adicional de Baleares. Sin embargo, cabe destacar que en las elecciones europeas, MÉS per Mallorca decidieron no presentarse y pidieron el voto para ERC. Por lo tanto, en la tabla no puedo poner ERC a solas, pero tampoco puedo suponer que todos esos votos son de MÉS, porque muy probablemente haya de todo entre los votantes de esa candidatura. De cualquier modo, a simple vista, esto lleva a la paradoja de que, sin Catalunya en el reparto, aún tendríamos en el Congreso a Esquerra Republicana de Catalunya. xD
Hasta aquí la política ficción. Es obvio que lo que salga de las próximas elecciones generales no tendrá nada que ver con esto, pero lo que sí me parece seguro es que serán unas elecciones emocionantes y con resultado sorprendente.

viernes, 12 de septiembre de 2014

¿Hemos perdido Andalucía?

He de confesar que, aunque mis ideas no han cambiado en lo más mínimo, hay días que me desanimo.

Observo la situación política de mi país, y me da lástima. Me da lástima porque nuestra cultura democrática y política es escasa (por no decir que no existe). Porque muchos de mis conciudadanos consideran la política como algo en lo que no pasarán de espectadores, porque consideran que no tienen nada que decir o que hacer que sirva para algo, que no pueden hacer nada para cambiar las cosas. Y por eso estamos como estamos.

Y si esto es cierto para la política estatal, lo que más me duele es que ocurre lo mismo pero en mayor medida para la política andaluza. No pensamos en clave andaluza. Andalucía para los andaluces, hoy en día, es un concepto casi folclórico y, por supuesto, ajeno a la política. A pesar de que la Junta de Andalucía es la titular de muchas de las competencias públicas en nuestro país, la gente ni se informa ni se interesa por lo que pasa en la Junta ni en el Parlamento de Andalucía.

Y, por supuesto, los resultados son casi un calco de los resultados de las elecciones a las cámaras estatales. Tenemos un Parlamento con (sólo) tres partidos, todos ellos con sede en Madrid. Y, si hacemos caso a las últimas encuestas, en las que se prevé la entrada de Podemos y UPyD para las próximas elecciones autonómicas, nos espera más de lo mismo. Soy el primero en reconocer los errores del Partido Andalucista, que han sido muchos, pero sí puedo asegurar que ha sido el que más caros ha pagado sus errores. Los tres partidos con representación parlamentaria han cometido errores similares o más graves, pero siguen ahí y sin perspectivas de perder su representación.

Pero que estemos hablando de esto ya es triste. La única formación de marco nacional andaluz que nos planteamos ver en el Parlamento es el Partido Andalucista (y la gran mayoría de la gente incluso defendiendo que no estén porque lo hicieron muy mal... porque los demás lo han hecho muy bien, claro). Un partido que no pasa de regionalista y con ideología política indeterminada, que hoy defiende políticas de izquierda y mañana de derecha, o que en algunos municipios es de izquierda y en otros de derecha. No hemos llegado al grado de madurez política necesario para tener un partido andalucista de izquierda y otro de derecha. Y de ver a algún partido independentista en el Parlamento entiendo que ni hablamos. A la mayoría de la gente le suena a extraterrestre simplemente plantearse que el independentismo andaluz existe.

Vale, existe la CUT. Andaluza e independentista. Sánchez Gordillo hace ruido y es bien conocido. Pero la CUT está integrada en Izquierda Unida. ¿Cuánta gente sabe que la CUT es un partido con entidad propia? El independentismo de Sánchez Gordillo es desconocido para mucha gente, y los que han oído algo de él, piensan que es una manera de llamar la atención más que una ideología real. Personalmente, opino que esto no pasaría si la CUT no estuviera integrada en Izquierda Unida. Pero, ay, entonces no estaría en el Parlamento.

Vuelvo al tema del principio, en Andalucía reina la cultura política del nada va a cambiar, así que no te esfuerces. El divorcio permanente con las instituciones. Y por eso, dejando aparte a Izquierda Unida que, hasta las últimas elecciones, se las prometía más agresiva (el pacto de gobierno ha sido desastroso), la presencia mayoritaria de PP y PSOE es un síntoma de que la poca gente que toma partido prefiere votar a aquellos que no suponen un sobresalto. Las cosas están mal, pero no me las cambies. Al fin y al cabo, los que no son PSOE y PP son unos radicales, unos antisistema o no sé qué chorradas.

La crisis económica, que es la que está haciendo tambalearse a este deficiente sistema, al final resulta que sólo la podrán aprovechar los de Podemos y UPyD, las dos nuevas fuerzas políticas españolas. Podríamos hablar de por qué el andalucismo no ha resurgido en esta oportunidad y culparlo (parte de culpa tiene, claro, por ejemplo por haber seguido enfrascado en luchas internas de gente que ya no tenía nada que ganar)... pero sería injusto obviar el hecho de que nuestro gobierno autonómico ha conseguido su propósito, que es desactivar Andalucía políticamente. Podrían incluso cambiar el lema del escudo y quitar el «Andalucía por sí», sería más realista. Ahora más que nunca, Andalucía sólo es para España. A pesar de lo andaluces que nos sentimos todos, el tema competencias y autogobierno nos la suda. Ahí tenemos que los que fuimos a votar el referéndum del Estatuto no llegamos ni al 40% del censo. Con este panorama político (y con estos medios de comunicación públicos que miran más a Madrid que a Sevilla, Málaga o Granada), un partido cuyas aspiraciones acaben en Despeñaperros tiene poco que hacer.

A pesar de todo, sigo confiando en que algo resucite nuestro sentimiento de identidad política. O estaremos perdidos para siempre.