miércoles, 1 de mayo de 2019

Lo que son (y lo que no son) tu comité de empresa y tu sindicato

¿Qué es un comité de empresa?


El comité de empresa es la representación legal de los trabajadores de una empresa.

Son las personas elegidas mediante sufragio para interceder ante la empresa y reunirse con ella para tratar problemas y asuntos colectivos, que conciernen a toda la plantilla o a una parte de ella.

Los miembros del comité de empresa recogen las inquietudes de la plantilla y anotan los problemas que les afectan, para intentar arreglarlos mediante la negociación con la dirección de la empresa.

Cuando la negociación no funciona porque la dirección no accede, el comité de empresa se encarga de emprender otras acciones: denunciar en inspección de trabajo, acudir al organismo mediador (en Andalucía es el Sercla), o si todo esto falla, organizar la huelga u otras movilizaciones.

Los miembros del comité de empresa tienen que estar en continuo contacto con la plantilla.

¿Qué no es un comité de empresa?


El comité de empresa no es tu mayordomo. No está ahí para que te desentiendas de tus problemas laborales. El comité de empresa no va a solucionártelos: no puede. Puede luchar con las herramientas legales que tiene, pero requiere de tu compromiso como trabajador/a. Si se pide colaboración, tienes que darla. Si se pide implicación, te tienes que implicar. Si se organiza una movilización o una huelga, tienes que secundarla. De lo contrario, el comité de empresa no tiene ningún poder.

El comité de empresa no es tu abogado laboralista. Seguramente puedan resolverte todas tus dudas acerca de tu convenio o de los acuerdos que ha firmado la dirección de tu empresa acerca de las vacaciones, días libres, horarios, permisos u otras condiciones laborales. Pero no puede conocer todas las leyes, ni puede saber todos los mecanismos que existen cuando algo va mal.

El comité de empresa no está ahí para tus problemas individuales. Puede oírlos, darte algún consejo, o incluso intentar hablar con la empresa para intentar que te lo resuelvan, pero no tiene las herramientas legales para solucionarlo porque son una institución de representación colectiva, no individual. El comité va a ayudarte en todo lo que pueda pero, si tienes algún problema individual, tienes que resolverlo por tu cuenta: tendrás que denunciar tú mismo/a. Spoiler: en eso tu sindicato te puede ayudar.

¿Qué es un sindicato?


Un sindicato es una asociación de trabajadores. Sus objetivos son la organización obrera, la representación, pero también la ayuda mutua.

El sindicato te sirve para estar protegido/a ante los abusos de los empresarios. ¿Cómo te protege el sindicato? Te ofrece consejo ante los problemas laborales, información legal, y apoyo jurídico si tienes que acudir a la justicia. El sindicato ofrece a sus afiliados/as un gabinete jurídico a precios reducidos por si hubiera que denunciar al empresario o llevarlo a juicio.

¿Cuál es mi sindicato?


Aquel cuya cuota pagues. No importa cuál sea el mayoritario en tu comité de empresa, o incluso si el empresario tiene prohibida la actividad sindical en tu empresa. Si pagas un sindicato, tienes un sindicato.

¿Tengo que estar afiliado/a a un sindicato?


Como todo en esta vida, es una opción personal. Como trabajador con conciencia, te diría que sí, tienes que afiliarte a un sindicato. No solo por las ventajas que te he comentado, sino también porque tu colaboración ayuda a los demás afiliados. Al ser una organización de ayuda mutua, lo que tú aportes (tu cuota y tu implicación) puede ayudar a quien tiene un problema ahora, igual que la de los demás te servirá cuando tengas un problema más adelante.

Tu jefe o tu patrón no tienen por qué enterarse, pagas tu cuota por el banco, sin que aparezca en nómina.

¿Y si no quiero afiliarme?


Es tu decisión, pero a la hora de negociar con la empresa, vas a necesitar suerte para defender tus posiciones desde la individualidad, y en asuntos jurídicos, vas a tener que buscarte y pagarte tú la defensa legal.

Pero es que los sindicatos no hacen nada por los trabajadores.


Bueno, lo primero que hay que preguntarse es qué están haciendo los trabajadores.

¿Defienden los trabajadores sus derechos?
¿Se quejan los trabajadores a sus jefes cuando estos les dicen que hagan horas extras sin que se las vayan a pagar?
¿Denuncian los trabajadores los abusos en inspección de trabajo?
¿Se organizan los trabajadores para evitar los abusos?

Se ha puesto de moda en los últimos veinte años criticar que los sindicatos no hagan nada. El sindicato hará lo que los trabajadores le obliguen a hacer. Pero de los millones de trabajadores que existen en el Estado, están afiliados a un sindicato menos del 20%.

Y vuelvo a lo que decía antes: la representación sindical no está para que te desentiendas. Igual que la política, la acción sindical tenemos que hacerla todos. Los trabajadores tenemos que estar en contacto con nuestro comité para que tenga en cuenta nuestras opiniones, del mismo modo que si quieres que un sindicato tenga en cuenta tu opinión, lo primero es afiliarse, y lo siguiente es hacer llegar tu opinión en sus órganos de representación: asambleas, congresos, en el contacto con la ejecutiva de tu zona...

Si tu sindicato o tu comité de empresa hacen algo que no te gusta, házselo saber por los cauces oportunos.

Si ni siquiera estás afiliado, ¿qué quieres que haga el sindicato por ti? ¿Por alguien que ni siquiera es parte de la organización? ¿Por alguien que ni siquiera se ha molestado en mover el culo para afiliarse?

Recuerda una cosa, un hecho evidente: los sectores con mayor representación sindical son los que mejores condiciones laborales tienen.

Por todo esto, la afiliación sindical es necesaria. Y la acción sindical por parte de todos/as, no solo de los sindicalistas, es una obligación moral.

sábado, 27 de abril de 2019

Cortes Generales 2019

En vista de las elecciones de mañana, tengo unos cuantos pensamientos que me llevan días rondando por la cabeza y los voy a exponer aquí ahora.

1. Voy a votar. En la situación en la que estamos me parece lo correcto. También es verdad que he votado en todas las elecciones que se me han presentado. Lo lamento por los que os parece que así apoyo el sistema. Sinceramente, tal y como yo lo veo, retirarle el «apoyo» al sistema mediante la abstención o el voto nulo tampoco es que vaya a cambiar mucho, ¿o es que a alguien le ha importado cuando en las elecciones europeas ha habido una participación del 40%? Ni el gobierno se ha preocupado, ni ningún partido se ha posicionado en contra de la Unión Europea a raíz de eso (los antieuropeístas ya lo eran de antes).

No voy a criticaros a los que no vais a votar. Simplemente estimo que yo no me lo puedo permitir. No puedo arriesgarme a que un gobierno de derechas sume, llegue al poder y empiece a recortar derechos como ya han dicho que van a hacer. Y no solo por el tema sexual-LGTBI (que obviamente para mí es MUY importante) sino también, y de manera casi más importante, por los servicios públicos y el Estado del bienestar. No quiero que me sigan recortando en la cuantía del despido, ni en las prestaciones por desempleo, ni en la calidad del sistema sanitario… Vale que solo son parches a este erróneo e injusto sistema que llamamos capitalismo, pero a dios rogando y con el mazo dando.

No soy socialdemócrata, mis ideas son marxistas-leninistas y soy más partidario de la revolución que de la reforma, pero no estamos en una situación prerrevolucionaria (¿o es que veis a las masas enardecidas para tomar los medios de producción?) y para llegar a la revolución proletaria nos quedan años de trabajo. Pero oye, a estas alturas me importa cero que alguien piense que soy esto o lo otro.

2. Tampoco nos pasemos al otro extremo. «Hay que votar porque tus abuelos lucharon por ese derecho». No, señores. Yo voto porque me parece lo correcto en esta situación, no porque mis abuelos hayan luchado por nada. Que se lo reconozco y se lo agradezco, y por supuesto sin la lucha comunista contra el franquismo no tendríamos lo poco que tenemos ahora (sí, porque este sistema burgués de cartón piedra es bastante deficiente, pero estaríamos aún peor sin ellos). Pero no me vengáis con eso: nuestros abuelos también lucharon por el derecho a huelga, y muchos, muchísimos de ustedes, en cuanto viene una huelga defendéis «el derecho a trabajar», que eso sí es para que se os caiga la cara de vergüenza. Una huelga es muchísimo más efectiva que unas elecciones; si no, preguntadle a cualquier empresario. A las huelgas les temen, a las elecciones no (ya lo dijo Juan Roig, el dueño de Mercadona, hace unas semanas).

3. Voy a votar a una opción socialdemócrata, sí. Mi voto va a ser para Unidas Podemos. Con la nariz tapada, porque hay tantas cosas con las que no estoy de acuerdo. Pero barajando las funciones de las Cortes Generales y las posibilidades que se presentan, prefiero votar a lo menos malo que dárselo al PCOE (lo siento porque me parecen coherentes) o al PCPE (el circo que han montado me ha frustrado muchísimo). Además, seamos serios, por Sevilla no van a sacar ni un solo escaño, ni con mi voto ni sin él.

4. Estos días he leído de gente que va a votar al PSOE «porque gracias a él hay matrimonio homosexual». Sí, gracias a ellos tenemos también una constitución que prioriza el pago de la deuda frente a los servicios sociales. También estuvieron a punto de gobernar mediante un pacto con Ciudadanos que abarataba el despido. Venga ya.

5. Tengo conocidos que van a votar a la derecha. Ninguno es del mediano ni del gran empresariado (que son los colectivos a los que va a favorecer la derecha). El voto de estos conocidos va a ir directamente en contra de sus intereses económicos objetivos. Pero oye, cada uno es lo tonto que quiere. Si te sientes insultado, lo siento, no te insulto yo, lo haces tú con tu voto. Espero que me recuerdes cuando te despidan con 10 días por año o te anulen la validez del convenio colectivo (como intentó Rajoy). Tú estarás seguro de que has hecho lo correcto «para parar a los catalanes» o cualquier gilipollez del estilo. Que por cierto, ya hay que ser xenófobo de mierda para que te resulte más importante impedir el derecho político de otro pueblo que defender tus derechos laborales y sociales. Oh, lo siento, te he insultado otra vez. Ah no, que lo has hecho tú mismo.

Y si crees que las medidas de la derecha permitirán reducir el paro, lo siento, pero no solo estás equivocado sino que lo estás porque quieres. Te remito a las legislaturas de Rajoy, o a las reformas económicas implementadas en Chile en los 80. Sé que no vas a pensar en nada de esto ni a buscar información. Si a estas alturas sigues pensando que la derecha reduce el paro, es porque te importa más creer en algo falso que buscar que, efectivamente, lo es.

Déjame añadir que si vas a votar a Vox, un partido que se ha mostrado en contra de varios derechos humanos, no es que me parezcas ignorante, me pareces mala persona.

6. «Es que la izquierda no se ocupa de los problemas de los obreros, solo hablan de feminismo y de géneros». He escuchado esto por parte de gente de derechas y de izquierdas. Realmente, dice más de tu capacidad de concentración que de otra cosa: si de todo lo que hablan solo te quedas con el discurso sobre géneros y feminismo (que es muy necesario, y si a ti no te hace falta te felicito, estás mejor que muchos otros a quienes sí nos hace falta), quizá es que eso te molesta tanto que no eres capaz de oír las propuestas económicas, laborales y sociales (que son la parte abrumadoramente mayoritaria del discurso). Y eso tiene un nombre que no voy a decirte yo, ya lo sabes tú mismo.

7. Por último, compañeros, la política no es algo que se haga cada cuatro años. No basta con ir, echar tu voto, y olvidarte luego o limitarte a quejarte, porque eso sí que no sirve para nada. Las cosas no se cambian (solo) echando un papelito en una urna cada cuatro años. Las cosas se cambian en la calle. En las asociaciones, en los colectivos sociales, en los sindicatos, en las huelgas, en las manifestaciones. ¿A cuántos de ustedes voy a ver en la manifestación del miércoles por el Primero de Mayo? Ya os digo yo que voy todos los años: a muy poquitos. ¿Cuántos hicisteis la última huelga general?

Como me han dicho alguna vez, «qué pereza, ¿es que la política no puede hacerla otro?» No. La política la tenemos que hacer nosotros, y tenemos que hacerla cada día. Como ya dijo Joan Fuster,toda política que no hagamos nosotros, la harán contra nosotros. Si no te hace falta hacer política, eres un afortunado.

En fin, estas son mis posturas. No son inamovibles, no son dogmas, son lo que siento a día de hoy. Haced mañana lo que más os pida el cuerpo. Solo os pido que lo hagáis informados.